Fue esa misma noche, en la que se asomó de puntillas al corazón de uno de los suyos, uno de los olvidados. A penas pudo ver nada, pero enseguida diagnosticó el problema. No es que Cloe fuera buena enfermera, de hecho tan sólo era otra de las pacientes, pero había observado esos síntomas tantas veces que le era imposible no reconocer la gravedad de la situación.
Como ella misma había experimentado, la medicina del hospital no servía de mucho. A veces rojiza, a veces azulada, pero siempre atractiva. En verdad distraía del dolor, pero cuando dejaba de hacer efecto, la única solución que encontraban los desesperados enfermos era pincharse otra dósis de aquel medicamento. Muchos acababan siendo adictos sin recordar a ciencia cierta cómo empezó todo y su querido antídoto se convertía en cómplice de su propia destrucción.
Decidió hacer algo por él. Darle esperanza. Decidió escribirle una nota, revelándole cómo había ido fabricando su propia armadura para fortalecerse, aunque por dentro siguiera siendo vulnerable.
La nota decía así:
"Creo que todo lo que nos ocurre se hace un hueco en nosotros, en nuestra personalidad. Aunque sea mínimo, todo eso al fin y al cabo es lo que somos. Por tanto, cuando alguien olvida, ciertamente está olvidando parte de sí mismo. Es triste cuando eso pasa (o no) pero no creo que sea algo que se pueda controlar (y casi es mejor que sea así). Podemos fingir no recordar, engañarnos a nosotros mismos para engañar al resto del mundo y viceversa. También podemos retener esos recuerdos en nuestra memoria por miedo a perdernos a nosotros mismos, aunque supongan un veneno que nos acabe pudriendo. Podemos reaccionar de infinitas formas pero ¿sabes qué? seguramente nunca sepamos qué hubiera pasado si hubieramos tomado el otro camino, y por eso es mas sano pensar que las cosas pasan de una forma para darle razón de ser a las que ocurren a continuación... que de algún modo, lo que ocurre es siempre lo que tiene que ocurrir, porque si no, hubiera ocurrido de otra forma."
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Y éste es el final de la historia.
Esperemos que conforme lleguemos al principio todo vaya mejorando.Sí, he empezado por el final. Porque está claro que esa armadura, tal y como está estructurada y teniendo en cuenta lo absurdo que es todo, tarde o temprano se caerá a pedazos (Cloe dice que lo hace continuamente, pero que siempre vuelve a reunir los pedazos desesperada), pero si termino aquí la historia, la armadura permanecerá intacta.
Una certeza absoluta, pero concédele tambien importancia a lo-que-no-es.
ResponderEliminarEs más, dicen más de nosotros todas las cosas que no somos, de las que pecamos o las cuales rechazamos, que la mínima y siempre escueta descripción de nuestra integridad.
Somos lo que somos y lo que no somos.
Reflexionar sobre reflexiones es gracioso. Estas son infinitas, pero ninguna entendible. Son aun menos entendibles que las reflexiones iniciales.
ResponderEliminarTe diria que no es que las cosas pasen porque tienen que pasar, porque si no admitiria una vision muy determinista, y el determinismo siempre da algo de asco. Quiza el tema es que las razones esten ahi, evidentes, pero que sean tan duras que somos incapaces de aceptar ver. Que no habia otro camino, porque no era decisión tuya elegir el camino, pero echarse la culpa es más facil que otra cosa. Y si digo que no habia otro camino, entonces soy otra vez determinista. Y si sigo tirandome el rollo, voy a ser jodidamente insoportable, asi que lo dejo.
PD: Has escrito " reterner ", te sobra la segunda R....
Si las cosas se joden, o las aceptas, o te desprendes de ellas. Son como los agujeros de las zapatillas. Más o menos
Vale, no te queria poner nada de la mierda de arriba, pero se me habia olvidado lo que te queria poner, y te puse la primera tonteria.
ResponderEliminarMe gusta como "Cuentizas" tus sentimientos/loquesean.
Eso era. Ahora si.
Jajajaja, te explicas, no esta nada mal.
ResponderEliminarTampoco le gusta lo vulnerable de su cicatriz, siente que si se la tocan, podra abrirse para no volver a cerrrarse nunca.
Es que es un tema peliagudo el del pobre chico