Tuvo que seguir viviendo con todos sus defectos.

En realidad no había tardado mucho en darse cuenta. Desde que era pequeña era consciente de que algún cable estaba cruzado en su complicado organismo, de que faltaba o sobraba alguna pieza. Buscó en toda caja de herramientas, en ideas, en refranes, incluso en vidas ajenas algún modo de sentirse mejor. La envidia no sirvió de nada. Allá a donde mirara habia siempre belleza escondida en algún recoveco. Y así, lo único que encontró fue la implacable verdad. Lo peor es que sobrevivió al golpe y tuvo que seguir viviendo con todos sus defectos.