La habitacion cerrada (Paul Auster)
Así se sentía Cloe. Lo único que estaba claro era que no estabas con ella. Eso significaba que podrías estar en cualquier lugar, y sin embargo ella sabía que estabas en esa habitación aunque nadie se lo dijera. Igual que hizo Paul Auster con Fanshawe, te encerraste en esa habitación. Y sí, la situación era absurda, con ella intentando comunicarse con un hombre a través de una puerta que nunca volvió a abrirse. Se empeñó en conocerte con un muro entre los dos, y mira en lo que se ha convertido. Si somos lo que hacemos, cada segundo que pasa su existencia se hace más absurda.
Esta es su historia sin final. Ese día empezaste a morir para ella, pero nunca sabrá cuando terminaste de hacerlo. Y es por eso que aunque se cansó de gritarte estupideces, todavía sigue sentada apoyada en esa puerta.
Espero que esta sea la última vez que tenga que hablar de esto.
- Pero en las historias sin final nunca es la última vez, ¿recuerdas?